lunes, 9 de noviembre de 2009

Rafael Reig ya no escribe en Público

Rafael Reig: "Ya no escribo en Público"
http://www.hotelkafka.com/blogs/rafael_reig/
3 de noviembre de 2009




Qué alivio, ha dicho mucha gente. Menos mal que se acaba el tostón.
Reconozco que el comentario que más gracia me ha hecho ha sido el de una persona que decía: ¡Oh no! ¡Maldición! Si no escribe ya en Público, el pelmazo tendrá tiempo libre para escribir más en privado, y se pondrá a perpetrar alguna de sus nauseabundas novelas. ¡qué Dios nos pille confesados!
Tienes razón.
Qué Dios se apiade de ti.
No he escrito ningún e-mail de despedida, aunque hace poco le propuse a un amigo editor un libro sobre el nuevo género del e-mail de despedida (tan de moda en este tiempo de EREs y despidos masivos). Una poética del género, tipología, varios modelos y una antología comentada.
A lo mejor me pongo a ello (depende del anticipo, je, je).
No sé si tengo muchos lectores o pocos, pero aunque sólo sean un puñado, creo que tengo que dar una explicación.
Ahí va.
El jueves me llamó el Jefe de Opinión, que el director quería verme. Fui el viernes.
Me comunicó el viernes la decisión, ya tomada, de trasladarme de Opinión a Cultura. Podía aceptarlo y negociar qué haría en Cultura o podía rechazarlo, pero se había decidido que el periódico me quería en Cultura. Ni siquiera con una rebaja sustancial de mi salario podía seguir en Opinión. Hablamos de qué posibilidades había en Cultura, qué podía hacer, hice algunas propuestas, rechacé otras, examinamos la cuestión, a mi modo de ver con buena voluntad y generosidad por ambas partes. Dije que me lo pensaría y me fui a casa.
Me lo pensé.
Y decidí rechazar la propuesta, siempre que implicara salir de Opinión. Así se lo comuniqué al director al día siguiente.
Como eso no era discutible, ya no escribo en Público. En otras palabras: me negué a aceptar el cambio de sección que se me proponía.
Esto es todo.
Mi posición es que no me convence el cambio ni entiendo por qué el periódico quiere que cambie de Opinión a Cultura. Como es natural, es un derecho de la empresa. También es un derecho del trabajador el reclamar explicaciones y encontrarlas satisfactorias o no. A mí no me satisficieron y dije que no.
No me considero agraviado. Quiero decir: no más que cualquier otro trabajador, porque siempre es la empresa quien decide si tú trabajas o no, en qué, a qué precio, con qué finalidad. Más bien me considero afortunado porque, de vez en cuando (no siempre, por desgracia), puedo decir que no.
Por supuesto que mi trabajo consistía en expresar opiniones en público (con minúscula) y eso tiene otras implicaciones, es distinto que si yo fuera, pongamos, celador de un hospital y me trasladaran de planta. No digo que más o menos importante, pero de naturaleza distinta por la naturaleza del trabajo, un trabajo que consiste en el uso en público de la palabra.
Ésa es otra reflexión que hago a menudo, con carácter general, pero prefiero hacerla sin entrar (¡precisamente yo!) en mi caso personal.
¿Quién administra la esfera pública? ¿Quién decide quién puede o no hablar en público, de qué, hasta qué límite, cuándo, con qué finalidad?
Cómo digo, es un reflexión interesante, y más si hablamos de un periódico que regala libros de Marx y Gramsci.
Pero como digo, siendo parte interesada, prefiero no hacerla ahora y no hacerla a partir de mi propio caso.
Me voy a saltar, por ahora también, la evocacón sentimental, que es un clásico en los e-mails de despedida. He escrito en todos los números de Público, desde el número cero. Bueno, hasta el día siguiente a la reunión, ese día apareció mi último artículo. Y claro que atesoro entrañables recuerdos, amistades inquebrantables y un largo aprendizaje, etc.





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Rafael Reig: "El ego come de todo"
http://www.hotelkafka.com/blogs/rafael_reig/
3 de noviembre de 2009


Me encuentro abrumado, como lo estarías tú.
He leído los más de doscientos mensajes y, aunque no puedo responder a todos uno por uno, si quiero dar las gracias. Por el apoyo y el cariño. También por las críticas (facilón, trapisondista, incongruente, ensoberbecido, y de añadidura machista, etc.). Tienen razón, en parte. Pero eso también prueba, precisamente, lo que suelo decir: tú lees mucho mejor de lo que yo he escrito.
Mucha gente ha leído más y mejor de lo que yo escribí.
Porque yo estoy seguro de no haber escrito lo que tú has leído: no he sido ni la mitad de crítico, irónico, inteligente, etc. Lo habré intentado, pero me he quedado a mitad de camino: la otra mitad la ha recorrido tu lectura, ha empujado lo que yo escribí hasta donde yo no supe llegar.
Para mí eso es lo más importante: escribir deja de ser algo privado para ser una discusión pública en la que participan los que leen.
Que alguien piense que yo he escrito así de bien no significa que acierte, sino algo más importante: que hay lectores que leen bien, que necesitan y por tanto construyen a un escritor mejor que el que tienen delante. Que haya muchos lectores que reclamen una palabra en público crítica, inteligente, argumentada y divertida es una muestra de salud. Una esperanza. Con independencia de que, por supuesto, yo no haya sido capaz de decir esa palabra a la altura de cómo me lees tú. Con independencia de que yo sea un escritor inventado, es decir: leído, escrito en parte por ti que me lees mejor.
Es en esa comunidad que usa la razón en público en la que estoy y quiero estar, como lector y como escritor. Lo importante, para mí, es que esa comunidad existe y somos más de los que muchos creen. No importa tanto o sólo lo que diga el que habla, sino lo que le hacemos decir entre todos los que escuchamos críticamente.
Así que naturalmente que seguiré escribiendo. Aquí y en otros sitios (confío). Igual que seguiré leyendo.
Porque sí somos muchos los que buscamos un espacio para hablar y escuchar, y rechazamos el monólogo o monserga que se nos impone.
En eso estamos. Y ahí seguimos.
¿Falsa humildad? ¿Modestia fingida?
Tú sabes que no. Nadie que quiera escribir una novela es modesto, humilde o no siquiera sensato. Un escritor es, por definición, un enfermo de vanidad (aunque disimule más o menos bien), una vejiga hinchada de aire y vanagloria.

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Ausencia de Rafael Reig
Salvador López Arnal, Rebelión

Los lectores de Público miramos y miramos desde el pasado lunes con desasosiego y no logramos encontrar la carta-respuesta de Rafael Reig ni la carta que la acompañaba. Debemos mirar con poco cuidado a pesar de nuestro esfuerzo.
No es que estemos de acuerdo siempre con lo que Reig defiende en ella, desde luego que no, pero siempre aprendemos de ella, casi siempre nos obliga a repensar alguna consideración y más de un principio asentado, reconocemos el mérito y la dificultad de jugar siempre a enfant terrible y, en algunas ocasiones que no eran infrecuentes, consideramos su carta-respuesta como un texto imprescindible, como aquellas hermosas columnas que nos regalaban día sí, otro también, Manuel Vázquez Montalbán y Eduardo Haro Tecglen. Entre los imprescindibles de Reig que tengo a mano en mi memoria reciente: la carta-respuesta que dedicó hace pocos días a la poesía comunista de Miguel Hernández.
Desde el mismo lugar en el que se edita (¿editaba?) la columna de Reig, desde el espacio en el que Público ha tenido la descortesía de situarlo desde el pasado lunes, acaso porque haya pensado que un colaborador rojo sí pero que dos enrojecidos eran ya demasiado para el cuerpo de Público, Isaac Rosa señalaba el martes pasado –“A riesgo de equivocarme”, Público, 3 de noviembre de 2009-, que no es una buena noticia que la columna de Reig haya desaparecido. No lo es, sin duda. De hecho no puede haber desaparecido, no debería haber desaparecido, a no ser que Reig haya decidido que su pluma y sus causas merecen otros espacios y que todo fluye, incluso sus intervenciones periodísticas.
Si no fuera así, y no es imposible que no sea así, estaríamos antes una nueva defenestración, similar a lo sucedido con el desplazamiento de Ignacio Escolar desde la dirección de Público hasta la última página del diario. Las supuestas prácticas, espero no exagerar, recuerdan la peor arista del que dijo ser diario independiente de la mañana, de todas las mañanas. El actual director de Público, como se recuerda, proviene del antiguo establishment del ahora diario global. Las tradiciones están sin duda para cultivarse y también para cambiarlas radicalmente cuando es el caso. Esperemos que éste sea el caso y que Rafael Reig se haya ido por voluntad propia o que su ausencia no sea tal, sino una baja laboral momentánea.
Si la veracidad acompañara a otra hipótesis alternativa y mucho menos presentable, algunos lectores recordaríamos de inmediato el apunte sobre las repeticiones históricas con la que Marx abría el 18 brumario. Si el escenario fuera éste, no estaríamos dispuestos a transitar otra vez por el mismo sendero de “ejecutivos agresivos, competitivos y eficaces”.

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Rafael Reig, depurado por rojo
Carlos Martínez, Tercerainformacion.es






El pasado día 31 de octubre Rafael Reig escribió su última “carta con respuesta” en el diario “Público”, no pudo tener mejor despedida recordando que la obra, vida y muerte del poeta Miguel Hernández no se puede entender si no es porqué “fue comunista”. El diario no ha dado ninguna explicación pública más allá de la tibia columna de Isaac Rosa publicada el pasado 3 de noviembre. Ha tenido que ser el propio escritor el que en su blog explique lo ocurrido.
Los que no somos jóvenes esperábamos que no tardaría el día en el que “Público” tomaría la misma deriva hacia posiciones más conservadoras como ocurrió en su tiempo al diario “El País”. Aquellos que vivieron la transición podrán recordar con que entusiasmo se recibió entre lectores de izquierda el nacimiento del periódico de Prisa, se leía con verdadera ansiedad aunque llegaba a muchos puntos de la geografía con un día de retraso. Poco a poco este medio de comunicación ha ido deshaciéndose de sus columnistas rojos por despido o por muerte natural, como fue el caso del añorado Manuel Vázquez Montalbán.
“Público” ha emprendido el mismo camino pero a mayor velocidad. Nacho Escolar no duró ni dos años como director del diario de Mediapro. Fue sustituido por Félix Monteira, un subdirector de “El País”. Rafael Reig ha sobrevivido unos meses a Escolar. Sin duda este brillante, provocador, irreverente y divertido columnista ha sido despedido por sus opiniones, demasiado a la izquierda para un diario que quiere competir por el mismo mercado que “El País”.
A fin de cuentas, Mediapro es una empresa y sus ingresos provienen especialmente de la publicidad ¿Que anunciante puede anunciarse junto a la “Carta con respuesta”? Publico seguirá siendo, quizás, el menos malo o menos manipulador de los diarios que podemos hojear mientras tomamos un café, pero era mucho esperar que fuera una empresa privada la que diera a la izquierda y a los desfavorecidos el medio de comunicación escrito del que estamos huérfanos.


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Quo Vadis, Público
Paco Arnau, Rebelión






Acabamos de conocer la noticia: Rafael Reig, uno de los columnistas más destacados —sin olvidar al memorable Javier Ortiz— para muchos de los que leen/leemos ‘Público’, abandona este diario. La razón de tal decisión: Reig ha rechazado la propuesta de la empresa, al parecer innegociable, de prescindir de sus servicios en la sección de Opinión y trasladarlo a Cultura.En palabras del propio Reig, publicadas en su blog: “[el director] Me comunicó el viernes la decisión, ya tomada, de trasladarme de Opinión a Cultura. Podía aceptarlo y negociar qué haría en Cultura o podía rechazarlo, pero se había decidido que el periódico me quería en Cultura. Ni siquiera con una rebaja sustancial de mi salario podía seguir en Opinión. Hablamos de qué posibilidades había en Cultura, qué podía hacer, hice algunas propuestas, rechacé otras, examinamos la cuestión, a mi modo de ver con buena voluntad y generosidad por ambas partes. Dije que me lo pensaría y me fui a casa. / Me lo pensé. / Y decidí rechazar la propuesta, siempre que implicara salir de Opinión. Así se lo comuniqué al director al día siguiente. / Como eso no era discutible, ya no escribo en ‘Público’. En otras palabras: me negué a aceptar el cambio de sección que se me proponía”*.Nos desagrada la noticia. Vistos los motivos (los de Reig, claro), los comprendemos y los compartimos. A Haro Tecglen lo tuvieron no sé cuantos años haciendo la crítica de TV en ‘El País’ bien lejos de las páginas de Opinión, en lo que parece ser el destino final de los que están en la “rive gauche” dentro de los medios de comunicación privados (y públicos). Fuera de Opinión: pongámosles a hacer crítica televisiva, taurina, gastronómica, vitivinícola o de arte y ensayo… ¿qué se han creído esos bolcheviques?En el caso de Reig —y otros anteriores— la decisión no puede ser más desacertada por parte del diario, incluso desde el punto de vista empresarial. Si ‘Público’ sigue virando a estribor, es muy posible que pierda lectores. ¿Acaso no han hecho un estudio de mercado que contemple el perfil ideológico de los que compran el diario? Otros repentinos y fulminantes cambios anteriores en ‘Público’ quizá conforman una secuencia nada casual cuyo colofón está en la concesión de un canal de TDT de pago a los accionistas mayoritarios de ‘Público’, que entre lectores y audiencia sin duda optarán por lo segundo.Si culmina la desaparición de la excepcional singularidad ideológica que representaba ‘Público’ en el conjunto de la prensa diaria de tirada nacional, las aguas volverán a su cauce : “libertad de elección” para los lectores dentro de un “plural” panel de diarios de centro-derecha, derecha y extrema derecha. El pensamiento único bipartidista parece que no admite excepciones, y menos en tiempos de crisis. Menos mal que siempre nos quedará Gol televisión.



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Las razones de la salida de Rafael Reig
PRNoticias






Rafael Reig ha dejado Público. Uno de los columnistas que ha formado parte del diario desde sus comienzos ha dejado la cabecera, debido a que Félix Monteira le propuso cambiarse de opinión a cultura y al no aceptarlo, tuvo que abandonar. El jefe de opinión del periódico, Marcos Schwartz, explica que se le ofreció escribir en esta sección para reforzarla, 'con la libertad que siempre ha tenido' pero él 'ha declinado este ofrecimiento y ha decidido irse'.

Según cuenta Rafael Reig en su blog, el director le comunicó el viernes que tendría que trasladarse de opinión a cultura, la decisión ya estaba tomada 'Podía aceptarlo y negociar qué haría en cultura o podía rechazarlo, pero se había decidido que el periódico me quería en cultura. Ni siquiera con una rebaja sustancial de mi salario podía seguir en opinión' señala.

Félix Monteira no le dejaba opciones al periodista, por lo que decidió abandonar la cabecera. Según cuenta el jefe de opinión de Público 'Reig aceptó el viernes el ofrecimiento y las condiciones y el sábado cambió de parecer e ignoramos por qué', aunque el susodicho apunta 'Dije que me lo pensaría y me fui a casa'.

Queda claro que Reig no quería moverse de opinión, pero no tuvo la oportunidad de elegir. Marcos Schwartz dice que esta fue una decisión de la dirección, que tiene derecho a decidir cómo organizar el periódico y que había pensado precisamente en el columnista para reforzar la sección de cultura por su experiencia literaria. Apunta que a Reig se le ofreció seguir escribiendo sus opiniones, 'con la libertad que siempre ha tenido' pero en torno a la literatura. El aludido también explica en su post que se estudiaron las posibilidades dentro de la sección 'con buena voluntad y generosidad por ambas partes'. Schwartz afirma además que desde Público lamentan que Reig se haya ido.


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El diario PÚBLICO se quita de en medio a Rafael.
laRepublica.es


El periódico PÚBLICO parece que ha decidido quitarse en medio a Rafael Reig. Su último artículo lo escribió el pasado 31 de octubre, "Es que era comunista", en respuesta a una carta de un lector que pedía desideologizar la poesía de Miguel Hernández.
Resulta curioso que el periódico que pretende hacer suya la memoria de los fallecidos Gramsci, Rosa Luxemburgo, Lenin, etc. publicando sus libros, ahora pretenda acabar con las voces incómodas de los vivos.
Según ha podido saber La República, en este momento se están recabando firmas de apoyo a Rafael Reig, que estará firmado por destacados intelectuales y políticos.
A continuación reproducimos la carta del lector y la respuesta de Rafael Reig, en lo que fue su último artículo en Público, que no habrá sido el único artículo incómodo para quien en última instancia decide sobre la conveniencia o no de determinadas voces:
La petición de rehabilitación de Miguel Hernández por parte de su familia es justa, pero contradictoria, ya que pedir la nulidad de una sentencia franquista puede estar dando legitimidad al tribunal que la dictó. Somos muchos los que pensamos que una condena de un régimen dictatorial no debe considerarse una derrota, sino más bien una farsa. Al margen de cuestiones políticas, lo más importante es que los hermosos versos de Miguel Hernández sigan ayudando a la formación de los niños en los colegios; algo que sería igualmente deseable para otros grandes escritores españoles que en plena democracia aún son valorados en función de su ideología y no de su buena literatura.
MANUEL CAÑEDO GAGO. MADRID
Es que fue comunista Rafael Reig
El problema es la ilegitimidad del régimen franquista. No sólo de los procesos penales, sino también de la rapiña patrimonial (que ha quedado al margen de la Ley de Memoria) y hasta de los tribunales de oposición a cátedra, por ejemplo. Para todo eso, creo yo, es necesario impugnar la transición, así que usted me dirá.
A mí modo de ver, los poemas de Miguel Hernández son inseparables de su compromiso político. Como todos los poemas de todos los poetas. “Al margen de cuestiones políticas”, como dice usted, sólo puede hacerse una lectura fraudulenta de Miguel Hernández: la política es medular en su poesía y en su vida. Esto no es que lo diga yo, él mismo lo afirma y lo hizo verdad en sus versos. Si usted cree que se puede separar “su buena literatura” de “su ideología”, en mi opinión, o no lo ha leído o no lo ha entendido ni por el forro o quiere engañar a esos “niños en los colegios”. La infamia añadida y más indecorosa que se le puede infligir a Miguel Hernández es leer su obra como si no hubiera sido comunista, como si no hubiera escrito como comunista y como si no hubiera sido encarcelado y hubiera muerto por ser comunista.
Hasta ahí podíamos llegar. Cometa ese fraude lector con Pemán, Foxá o a Sánchez Mazas, quizá los lea tapándose un ojo, para intentar no ver su repugnante ideología. Como si la poesía no fuera ideología. Usted perdone, pero Miguel Hernández no tiene nada de lo que avergonzarse.

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El diario Público echa a Rafael Reig por escribir que el poeta Miguel Hernández era comunista
kaosenlared.net


El diario Publico echa a Rafael Reig, uno de sus comentaristas, tras escribir el siguiente texto, ante la petición de un lector del diario que pedia la desideologizacion de la poesia de Miguel Hernandez. La reaccion del escritor fue contundente... ES QUE ERA COMUNISTA... Este tipo de cosas suelen pasar en la pseudocultura que se publicita desde los medios de comunicacion, donde todo se neutraliza como si la creacion formara parte de un mundo encerrado entre cristales, donde no hay relacion entre los sentimientos y las circunstancias socioeconomicas.Señores, es que Miguel Hernandez (en la foto recitando ante las tropas republicanas en la Guerra Civil) era comunista, como Lorca, como Alberti, como Gabriel Celaya, como Cortazar, como Pablo Neruda (que escribio una conocida oda a Stalin incluso), como Benedetti, como Roque Dalton, como Juan Gelman, como Bertold Brecht, como Picasso, como Sartre, como Gioconda Belli, Angel Gonzalez, Jorge Guillen, Jorge Riechman, Labordeta, Eduardo Galeano, Garcia Marquez, Gorki, Bajtin, Fo, Pinter, Aragon, Eluard, Luis Cernuda, Jose Bergamin, Chaplin -perseguido por ello en EEUU-, Buñuel, Hemingway -defensor de la Revolucion cubana-, Dashiel Hammet, Alfonso Sastre y tantos y tantos creadores, de los que se me olvidan ahora miles, que por mucho que a la algunos les gustaria imaginar que son neutrales son comunistas..., mas o menos activos, y en cualquiera de sus diversas expresiones politicas... Eso si, son cualquier cosa menos neutrales.Asi que, ante la comodidad de los consumidores de cultura que se sienten más comodos imaginando que Neruda, por ejemplo, o el mismo Miguel Hernandez, eran solo escritores de poemas de amor, lo mejor es gritar lo mas alto posible que principalmente eran poetas comunistas, ademas de activistas, politicos en gobiernos revolucionarios -como Neruda-, y combatientes contra los nazis y los franquistas, como el caso de Miguel Hernandez, ambos luchadores por un mundo mejor donde la injusticia no exista y donde los lectores de poemas sean participantes activos del cambio y no simples receptores de creaciones en conserva y convenientemente desideologizadas.Vaya con Publico, que a pesar de ocupar el espacio mas hacia la izquierda del espectro mediatico español, sigue intentando que el mundo sea a la medida de los vendedores del capitalismo y la desmovilizacion.Os dejo con la opinion de Rafael Reig, ante la carta de un lector...ES QUE FUE COMUNISTALa petición de rehabilitación de Miguel Hernández por parte de su familia es justa, pero contradictoria, ya que pedir la nulidad de una sentencia franquista puede estar dando legitimidad al tribunal que la dictó. Somos muchos los que pensamos que una condena de un régimen dictatorial no debe considerarse una derrota, sino más bien una farsa. Al margen de cuestiones políticas, lo más importante es que los hermosos versos de Miguel Hernández sigan ayudando a la formación de los niños en los colegios; algo que sería igualmente deseable para otros grandes escritores españoles que en plena democracia aún son valorados en función de su ideología y no de su buena literatura.Manuel C.G., MadridEl problema es la ilegitimidad del régimen franquista. No sólo de los procesos penales, sino también de la rapiña patrimonial (que ha quedado al margen de la Ley de Memoria) y hasta de los tribunales de oposición a cátedra, por ejemplo. Para todo eso, creo yo, es necesario impugnar la transición, así que usted me dirá.A mí modo de ver, los poemas de Miguel Hernández son inseparables de su compromiso político. Como todos los poemas de todos los poetas. “Al margen de cuestiones políticas”, como dice usted, sólo puede hacerse una lectura fraudulenta de Miguel Hernández: la política es medular en su poesía y en su vida. Esto no es que lo diga yo, él mismo lo afirma y lo hizo verdad en sus versos. Si usted cree que se puede separar “su buena literatura” de “su ideología”, en mi opinión, o no lo ha leído o no lo ha entendido ni por el forro o quiere engañar a esos “niños en los colegios”. La infamia añadida y más indecorosa que se le puede infligir a Miguel Hernández es leer su obra como si no hubiera sido comunista, como si no hubiera escrito como comunista y como si no hubiera sido encarcelado y hubiera muerto por ser comunista.Hasta ahí podíamos llegar. Cometa ese fraude lector con Pemán, Foxá o a Sánchez Mazas, quizá los lea tapándose un ojo, para intentar no ver su repugnante ideología. Como si la poesía no fuera ideología. Usted perdone, pero Miguel Hernández no tiene nada de lo que avergonzarse.

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