miércoles, 15 de octubre de 2008

Eduardo Roldán: Los tertuleros

Eduardo Roldán. Los tertuleros.
El Norte de Castilla, 15 de octubre de 2008


E l reciente desenlace de la demanda por injurias graves que el dinámico alcalde de Madrid interpuso contra uno de los más sintonizados nombres del panorama radiofónico nacional ha vuelto a traer al primer plano de la palestra informativa toda la madeja verbal y los bastidores ocultos de la radio, ese gigante ciego de lengua incansable y memoria de pez. La radio hoy puede clasificarse/reducirse en/a tres esferas fundamentales: la musical -por así llamarla en las cadenas corporativas, pues en puridad sólo la atiende Radio Nacional-; la publicitaria -complemento indispensable de la anterior, que la sustenta y a la vez reduce, al punto de ocupar más tiempo que las canciones en ciertos programas supuestamente dedicados a la música-, y la esfera opinatriz, o sea los tertuleros, que son quienes meten caña diaria al asunto, arrastran audiencias y en definitiva más servicio hacen en el atasco o el currele, asordando con su verborrea cruzada la bocina del pasmado de delante o las quejas del compañero que no termina de cuadrar el balance y a quien el niño no le ha dejado pegar ojo, hombre.
Dejando al margen al director del cotarro, supuesto moderador que sin embargo no puede evitar se le escape algún 'uppercut' de cuando en cuando, en primer lugar tenemos al tertulero oficial, un señor sin otra dedicación conocida que la de acudir a cuanta tertulia se le ofrezca -eligiendo según pago- y con una capacidad camaleónicamente asombrosa para defender una opinión en un programa y la contraria en el siguiente. Este tertulero oficial es el tipo más genuino, más versátil y sagaz de tertulero, pero a día de hoy se encuentra en vías de extinción, pues las cadenas prefieren asegurarse tertuleros ideológicamente afines, corporativos, predecibles como puntos cardinales, con lo que de entrada le quitan toda la gracia que el asunto pudiera tener. Un segundo tipo es el tertulero ocasional. El ocasional viene avalado por la aureola de sus logros profesionales, y su incorporación suele deberse a una coyuntura de la actualidad que exige para pronunciarse de ciertos pilares técnicos; por ello, una vez que los ha expuesto al grupo se convierte en guiñol sin ventrílocuo, nadie le hace caso y él mismo se da cuenta de que lo suyo poco tiene que ver con la morcilla verbal, él es hombre de flexo y persiana bajada y por tanto deja de intervenir. Como es lógico renuncia o le echan. El último tipo básico es el del tertulero-columnista. Diríase éste un animal fuera de hábitat, como el ocasional, pero por la fogosidad con que algunos se emplean más se asemejan al tipo corporativo; de hecho muchos doblan en tertulero por obligaciones de contrato con quienes les editan en papel, que también poseen la cadena de radio y así se aseguran la obediencia ideológico-corporativa y del tirón se autopromocionan, ahorrándose además un sueldo.
Entre todos ahorman un espectáculo acústico rara vez sugestivo y siempre ruidoso. La mayoría no son sino la expresión amplificada de la general práctica española de no escuchar al de enfrente y exponer la réplica siempre en un tono más alto: lo opuesto a una tertulia merecedora de tal nombre. Sólo se diferencian de las verduleras chismosas en que ellos cobran por darle a la húmeda.

Javier Cercas: "El articulismo me ha cambiado para bien"

Cercas: "La buena literatura está en todos sitios, también en los periódicos"
Córdoba, 23 de septiembre de 2008


Conversaciones en la azotea, uno de los ciclos del festival Eutopía que más aceptación popular tiene entre el público, invitó ayer para su apertura al escritor Javier Cercas, conocido autor de la novela Soldados de Salamina .
El extremeño, que se encuentra ultimando su próximo proyecto literario, explicó ayer a Diario CORDOBA que "soy defensor total de las novelas, pero la buena literatura está en todos sitios, también en los periódicos". Preguntado por si varían sus modos de escribir cuando afronta las novelas y los artículos, responde que "no hay nada que desligar porque el periodismo es un género literario que, a su vez, contiene muchos otros géneros. No escribo distinto. De hecho, el articulismo me ha cambiado para bien".
Confiesa que "siempre me ha gustado el periodismo. Me hubiera gustado entrar en una redacción, pero soy demasiado viejo para hacerlo ya". El libro en el que está trabajando mezcla "periodismo, historia, biografía, autobiografía". Aún no sabe cuándo saldrá a la venta, pues "los libros se acaban cuando ya no se pueden mejorar. Los libros se abandonan. Estoy pensando en terminarlo ya".
LA MIRADA ATRAS Soldados de Salamina cuenta cómo el falangista Sánchez Mazas se libró de morir fusilado durante la guerra civil. Por eso, era obligado saber qué piensa Cercas sobre el intento de Garzón de restablecer la memoria histórica. "Está muy bien. Esto lo tenía que haber hecho el Estado, no un juez, pero bienvenido sea. ¿Alguien puede estar en contra de eso? Lo tenía que haber hecho Felipe González. Es lo justo y lógico. No he escrito nada sobre esto" (se refiere a sus artículos).
Esta tarde acuden a ese mismo salón de actos de la Casa Adarve el escritor Félix Romeo, el compositor de rock Sabino Méndez y la poeta María Eloy-García. La lluvia obligó a suspender en el Bulevar del Gran Capitán el espectáculo estático de Le Quintet de Beaufs. Por otro lado, las cuatro instalaciones artísticas de Habitáculos en la avenida de la Libertad han sufrido ataques vandálicos. Impulsadas por el espacio Arojo, cuenta con obras de Ximo Lizana, Solimán López y Rafael Caballano, que partieron de vehículos de despiece para acercar el arte a la población. "Eramos conscientes del riesgo de que alguna de ellas sufriera algún tipo de agresión", explica Solimán López, pero no que sólo unas horas después, "sufrieran tal cantidad de agresiones, hurtos y destrozos varios". Por ello, si todo continúa así, "las retiraremos", indicó ayer. A la obra Flash back le han quitado el pelo que la recubre la obra y también le intentaron robar unas gafas. A la pieza World wide car le han quitado elementos y ha aparecido con excrementos caninos. A otra obra le han tirado uno de sus muros.

Alcántara repasa sus mejores versos a través de su ‘Antología personal’

Alcántara repasa sus mejores versos a través de su ‘Antología personal’
Sur, 14 de octubre de 2008


El poeta y articulista Manuel Alcántara protagoniza esta tarde un recital poético con piezas extraídas del volumen ‘Antología personal’. Entre los libros de poesía del autor destacan ‘Manera de silencio’, ‘El embarcadero’, ‘Plaza Mayor’, ‘Sur’ o ‘Este verano en Málaga’. Alcántara también ha publicado más de 16.000 artículos en diversos medios de comunicación, de los que se han publicado cuatro recopilaciones: ‘Los otros días’, ‘Fondo perdido’, ‘Vuelta de hoja’ y ‘Málaga nuestra’.
En ambos campos, el del articulismo y la poesía, su labor ha merecido los máximos reconocimientos. Como poeta, ha sido distinguido con los premios Antonio Machado, Nacional de Literatura, Hispanidad de Alforjas para la Poesía e Ibn Zaydún. Como articulista obtuvo los premios Luca de Tena, el Mariano de Cavia y el González Ruano.
El recital poético, que comenzará a las 19.00 horas, es en el Fórum de Fnac de Málaga. El acto estará presentado por el director de la editorial Almuzara, Manuel Pimentel, y el poeta Juvenal Soto.
La entrada es gratuita hasta completar aforo.

Manuel Alcántara: "Agradezco a mis amigos que me llamen maestro"



«Estoy muy contento de estar aquí. He dictado versos en medio mundo, pero nunca me había visto rodeado de tantos libros. Se ha acabado eso de que Málaga es una ciudad de cien tabernas y una librería. Afortunadamente, ahora hay libros, pero que no desaparezcan las tabernas». Así es como el poeta y articulista Manuel Alcántara mostró, con el sentido del humor que le caracteriza, su satisfacción por participar ayer en el fórum de Fnac en una lectura poética de su 'Antología personal' (Almuzara), que reúne 26 de sus mejores poemas.En compañía del poeta Juvenal Soto, que ha realizado la selección de los versos, y del director de la editorial, Manuel Pimentel, Alcántara le dio las «buenas tardes» al numeroso público asistente, al que le hizo la siguiente confidencia: «Con los restos de mi voz quiero agradecerle piadosamente a mis amigos que me llamen maestro, sólo por la edad. No acabo de rechazar esa denominación que significa ducho en un oficio que he ejercido diariamente durante medio siglo, que es bastante, más que suficiente, para darse cuenta de cómo es el mundo. Lo acepto por el simple privilegio de la edad».Integrante de la que él denomina «generación de los niños de la guerra, de los supervivientes de la cartilla de racionamiento, del hambre, de la gente de 80 años que no estamos para asustarnos», el poeta consideró que el mundo es «ininteligible y cada uno intenta entenderlo por sus medios. Siempre hay caminos, unos mejores que otros, pero los transitamos». En este sentido, afirmó categórico que «la poesía es una empresa loca que nos mantiene, que intenta explicar el mundo y explicarnos por dentro». «Para estar vivo hay que estar en la actualidad. La vida es muy cambiante», argumentó Alcántara, que dijo sentirse «malagueño y español, aunque eso no excluye ser también de todos los sitios en los que he estado y en otros que conozco sólo por los mapas». Y por esas circunstancias de la vida y de la profesión que le impulsan a interesarse por todo lo que ocurre aseguró: «He escrito18.000 artículos en la prensa española».Alcántara también reflexionó sobre la creación literaria: «el primer mandamiento de un buen escritor es no aburrir a Dios sobre todas las cosas». Tampoco descarta escribir otro libro con poemas inéditos «antes de irme a otro sitio, porque todos los hombres mueren pronto, y aquí estamos de paso y hay que aprovecharlo», concluye el poeta.

Rosa Montero: "Un hervor de historias"

Rosa Montero, Un hervor de historias
EPS, 5 de octubre de 2008

Los medios de comunicación modernos son los sucesores del ágora pública: un espacio social común en el que la gente puede denunciar injusticias, intercambiar opiniones, buscar ayuda para sus dificultades. Y los columnistas somos como tertulianos de guardia de ese ágora, los oídos de la sociedad, unos oídos supuestamente siempre abiertos. Quiero decir que, cuando la gente desesperada ya no sabe a quién acudir con su problema, o cuando piensa que tiene algo importante que contar y no se siente escuchada, escribe al columnista que más lee, o a todos los columnistas que conoce, para ver si da la casualidad de que alguien le haga caso.

Y ésta es la razón por la cual van llegando a tus manos cartas y cartas llenas de historias personales, a veces existencias enteras resumidas en unas cuantas cuartillas nerviosamente escritas, documentos, fotos, libros, fotocopias de legajos, todo un material humano formidable, un mar de vivencias mareante y a menudo imposible de navegar, relatos complejos que no caben en un artículo y que no sabes por dónde agarrar, pero que tampoco te atreves a tirar ni a desdeñar, porque esos papeles palpitan y zumban y aletean en tus manos como pequeñas cosas vivas. Están llenos de amor y dolor, de tesón y tiempo. Narran cosas que son importantísimas para alguien, y tú eres el último receptor de semejante afán. A veces me parece que son como botellas lanzadas por un náufrago.


Como la historia de José María Rubio Marchena, por ejemplo. José María tiene 78 años y ahora vive en Sevilla, pero trabajó 19 años en México y por ello recibía una pensión mensual de jubilado de 321 pesos (19 euros). Pues bien, ahora le han quitado incluso esa miseria porque los mexicanos han dejado de admitir la fe de vida expedida por el Ministerio de Justicia español. José María ha escrito infinidad de cartas de protesta, tanto a México como a las autoridades españolas, pero no ha servido para nada. Estoy segura de que en el proceso se ha gastado mucho más en correo que los 19 cochambrosos euros de la pensión (me ha enviado copia de una buena resma de papeles), pero sin duda el caso se ha convertido para él en una cuestión de principios: se siente humillado y maltratado, con razón. Y no se rinde.


Una carta muy distinta es la de José María Asencio. Porque también hay relatos felices y estupendos logros. José María es un profesor valenciano que lleva mucho tiempo dando talleres de lectura a alumnos de 12 y 13 años; en 2005, él y dos antiguos alumnos suyos, David Gomis y Helena Román, comenzaron a grabar un documental sobre esos talleres, y el resultado, después de tres años de trabajo, es una película de 85 minutos de duración, titulada bellamente Pura alegría, que es una crónica deliciosa de la alegría de aprender y de vivir. Asencio no pide nada, sólo me ha mandado el documental, pero sin duda le encantaría que se viera.


Para alegría y vitalidad monumentales, las de Lucrecia Zurdo, dietista, escritora de libros de cocina especializados en la comida saludable y una anciana verdaderamente atómica: tiene 88 años y en 2007 finalizó la carrera de La Melonera (ocho kilómetros). Además de correr, hace una hora de gimnasia al día y una hora de natación sin tocar la pileta. Y por añadidura me manda una carta en la que dice: "En este momento necesito alguna entrevista periodística para presentarme al concurso de los mayores del Inserso (...). ¿Algún compañero de deportes del periódico me la haría?". Ahí queda ese guante, por si alguien lo recoge.


Me quedan muchas más historias acumuladas en los cajones, pero hoy sólo cabe un apunte más en este artículo, y es la conmovedora carta de José Rivero. José, jubilado, reside ahora en España, pero ha vivido muchos años en Argentina. Y escribe, precisamente, para hablar de una escritora argentina hoy olvidada, Pilar de Lusarreta. De hecho, me envía de regalo un viejo libro de ella, una novela de 1945 titulada La gesta de Roger de Flor, junto con unos cuantos recortes de periódicos porteños, amarillentos y de bordes carcomidos, en los que se da noticia de la prematura muerte de la autora, ocurrida en 1967 a los 60 años. Lusarreta, dice Rivero, "fue muy amiga mía hasta el final". Y añade: "Te envío su libro y los recortes de prensa que yo tenía... si alguna vez te interesa puedes sacarla del olvido. Yo no quiero irme de este mundo dejando que se olviden de esta figura". He aquí un hombre poniendo su existencia y sus recuerdos en orden. Aún no he leído La gesta de Roger de Flor, pero lo haré. E intentaré guardar un lugar de mi memoria para Lusarreta y otro para José Rivero. Como verán, todo este hervor de historias es pura vida.

Elvira Lindo: "Hay lectores que buscan en un columnista una especie de comunión semanal"

Elvira Lindo. Léenlo
El País, 15 de octubre de 2008

Hay lectores que buscan en un columnista una especie de comunión semanal; yo prefiero acercarme a las columnas con el deseo de que, eso que la gente llama tan pomposamente "mis convicciones", sea sacudido de alguna manera. En el catálogo de alabanzas que se pueden dedicar a un opinador circula una que me intranquiliza: "pasa lo que yo pienso a limpio". Quien elogia de esa manera no hace otra cosa que elogiarse a sí mismo, pues tiene en tan alta consideración sus opiniones que sólo parece pedirle al periodismo un escribano. Hace tiempo que esta hambrienta lectora de periódicos que soy se aficionó a los artículos de Paul Krugman, desde ayer Nobel de Economía. Tanto aquí como en el New York Times el señor Krugman ilumina con una prosa transparente un asunto duro de roer para el lector no iniciado. Lejos de esos expertos que oscurecen la materia que dominan otorgando a los profanos el título de gilipollas, este sabio que lleva poniendo en duda desde hace años la deriva ultraconservadora del sistema americano, explica con gran entusiasmo pedagógico las misteriosas claves del mercado. Como lo tenía, ya digo, por sabio, siempre imaginé a un anciano de pelo blanco y airado, así que ha sido toda una sorpresa descubrir a un hombre joven, de rostro simpático. Krugman no ha podido pasar mis pensamientos a limpio, porque en materia económica, estoy pez. Yo era, lo digo casi con vergüenza, de esa ¿mayoría? que al desplumar el periódico, tiraba el suplemento de negocios. Ahora andamos todos poniéndonos al día. Es angustioso porque por momentos no entendemos nada, y para colmo tenemos la poco consoladora sensación de que los expertos están también sumidos en el desconcierto. Por fortuna, Krugman es un buen maestro. No trata de confirmar nuestras convicciones, tan sólo intenta explicar qué es lo que nos está pasando. Léanlo.


martes, 14 de octubre de 2008

Cuando el periodismo se hizo libro

Cuando el periodismo se hizo libro
Juan Gargurevich, La Primera


El Articulismo nació junto con el periodismo, como todo el mundo sabe, pero no he logrado encontrar huellas del nacimiento del Columnismo, género de opinión que cada día es más popular (incluso los “blogs” no son otra cosa que las viejas columnas disfrazadas por las nuevas tecnologías).La Columna –dicen los manuales– es un texto firmado, que ocupa lugar y espacio constante en un periódico y que tiene por objeto esgrimir, plantear opinión de coyuntura, y que suele ser especializada porque se encarga a personas que avanzan más allá de la mediación informativa común para explicar por qué las cosas son así.Tampoco sé cuándo surgieron las Columnas en el Perú pero tenemos referencia, por ejemplo, del famoso pierolista Luis Fernán Cisneros que popularizó su sección “Ecos” en el diario La Prensa del 900, con un estilo que fue retomado luego por José Carlos Mariátegui para su columna “Voces”, en 1915-19.La lista se hace enorme en la medida en que se avanza en la historia de nuestro periodismo. Pero hay otro momento, que tampoco he podido identificar, en el que tanto articulistas como columnistas deciden perennizar sus textos en forma de libro. La razón es obvia: los textos que se redactan para la prensa desaparecen para siempre en las hemerotecas, salvo que su autor o alguien los rescate para el futuro. Manuel Atanasio Fuentes fue de los primeros, hacia 1855, en publicar como libros sus famosos “Aletazos”, siguiéndole muchos más autores, en una moda que seguramente surgió en Francia o Inglaterra. Actualmente es común que tanto Articulistas como Columnistas decidan salvar del olvido sus textos y los lleven a la imprenta para que sean leídos otra vez, aun cuando –salvo excepciones, como “Sofocleto”– ya no tendrán la repercusión original. Por mucho tiempo Manuel D’Ornellas fue el mejor comentarista político y parte de su obra ha sido publicada pero ya no tiene más vigencia que la lección de periodismo.Otros Columnistas escriben pensando en la publicación futura como parece haber sido el caso del popular Jaime Bayly, a quien le han editado sus columnas ya publicadas en un tabloide local. Cometen el error de no informar al lector que son refritos y tampoco dicen la fecha de publicación. No debe ser así. Muchos textos reeditados pierden su valor cuando se elude fuente y fecha porque se carece de referencia histórica. En cambio, está claro que “Buscando Novia” de Renato Cisneros, es su blog trasladado a la tinta y el papel, con las aclaraciones del caso.

Diego Medrano gana el premio de columnismo de la Asociación de Escritores

La Asociación de Escritores de Asturias ha premiado a Diego Medrano por sus columnas publicadas en EL COMERCIO. Dentro de los galardones que otorga la entidad, el dedicado al columnismo literario en castellano fue a parar al colaborador de este periódico por las extraordinarias piezas que publica cada martes y cada sábado. Bajo el título 'Martes sin pájaros', las primeras, y como 'La Luna a cucharadas', las segundas. Ambas dedicadas al universo de las letras y a sus habitantes y ambas destacadas por lo que tienen de «apuesta por la literatura más allá de la vida». Así lo expresó el jurado, integrado, para satisfacción de Medrano, por miembros de su mismo gremio. «El hecho de que sea un premio al que no te presentas y que te lo otorgan tus colegas le da un matiz que me satisface especialmente», dice orgulloso.
En el acto, donde se hizo entrega del III Premio de las Letras de Asturias a Luis Fernández Roces, Diego Medrano invitó a los escritores asturianos a hacer una piña, como la que llama la atención en la vecina León y agradeció con el galardón «la confianza» que deposita en él cada semana este periódico.
En el palmarés figuran, entre otros autores, Antonio Valle y Cristina del Valle, ambos Premio de la Crítica. El primero en castellano, la segunda en asturiano. En Poesía, Inés Toledo (castellano) y Antón García (asturiano), y en literatura infantil y juvenil, Mónica Rodríguez (castellano), Severino Antuña y Vicente García Oliva (asturiano).

José Antonio Martínez-Abarca: "Si no es autobiografía no es columnismo"

José Antonio Martínez-Abarca: "Si no es autobiografía no es columnismo"
El Faro de Murcia. Octubre de 2008


El columnista que no hace siempre autobiografía en sus artículos no es que sea mal columnista, que por supuesto también, sino que simplemente no es columnista. No es más que alguien que ha oído en alguna parte que escribir cortito en los periódicos da dinero rápido o polémica rápida o presencia rápida para conseguir cursos o subvenciones de una caja. Toda esa escuela supuestamente norteamericana del columnismo "objetivo" es falsa de toda trola, un apaño fabricado desde aquí para acojonarnos a los profesionales y ver si en toda esa rebolica los que se pirran por estas cosas cercenan un poco más la libertad de expresión. ¿Qué cuerpo se les queda a ustedes, lectores, si decimos que, por contra, el columnismo USA es el más personal y subjetivo del mundo? Como tantas cosas que se supone desde aquí que ocurren en USA (como eso de que USA tiene el índice de pobreza superior... ¡al de Sierra Leona!: información "objetiva" y descrispada aparecida en el segundo periódico nacional por tirada, procedente de su corresponsal acreditado).
El lector de columnas de periódico también debe amar la subjetividad por encima de las noticias, la crítica negativa por encima de la positiva, la vida de los otros como enseñanza para su propia vida por encima de la pasajera, alienante y absurda actualidad. O si no, no es lector de columnas, sino un ojeador casual de cafetería, un particular que pasaba por aquí o por la cafetería sin vocación ninguna para entender de qué va toda esta historia. Por eso me causa tanta ilusión como alarma cuando me abordan las pandillas de adolescentes y postadolescentes (curiosamente, sistemática e íntegramente masculinas: supongo que lo de escribir para la masa de mujeres lo dejamos para otra reencarnación) diciéndome que no sólo me leen y ocasionalmente me admiran, sino que entienden lo que escribo y, horror sobre horror, se identifican. ¡Se identifican con un señor mayor innegablemente dimitido en grado de tentativa y acabado en grado de consumación, obscenamente victimista, abismado, apático, resentido, desmedrado que, como tantos depresivos crónicos o bien parados de larga duración, confía al entrenamiento físico tan duro como el de los "marines" la salida a su crisis masiva, oscuramente monacal y mil veces de vuelta sin haber ido jamás, un saco de frustraciones y complejos, un "loser" redomado e integral a quien tienen, por alguna extraña razón que no acabo de comprender, por un"winner", espejo de su propia perdición futura si es que pretenden emular al tipo equivocado! Me siento responsable de su futuro, qué quieren.Me dan ganas de decirles que mejor lean a sus señores catedráticos, que seguro publican en domingo y están encantados de haberse conocido, y que no se fijen en el ejemplo de alguien que pudiera figurar en el tatuaje que lleva el fotógrafo de la "movida" (que a ver si la matamos un siglo de estos, uf) Alberto García-Alix en su espalda, "no me sigas, estoy perdido".Como sigan leyendo las columnas de periódico que no deben, sus papás no les van a sacar punta y entonces serán las madres mías. Podrán reclamármelo los papás, con mucha razón.El concepto de pérdida los postadolescentes lo deben descubrir por sí propios, no a cargo de alguien que se lo cuente desde otra generación tan diferente, aunque eternamente tan igual. En realidad, nunca deberían descubrir lo que puede hacer de un hombre el desamor definitivo, si quieren no perder todo aquello que aún les hace humanos.

Rosa Montero: Articulistas

Articulistas
Rosa Montero
El País, 14 de octubre de 2008


Leo columna tras columna de los articulistas de EL PAÍS y de otros periódicos y todos hablan obsesivamente de la crisis. Es lo que tiene esto del articulismo, somos como guardias de la porra (ahora los llaman, mucho más finamente, agentes de movilidad) del flujo de información que circula por el mundo. O quizá ni eso, porque los policías de tráfico controlan de algún modo el movimiento de los coches, mientras que nosotros más bien nos dejamos llevar por la corriente como un corcho. De modo que cuando hay una marea normal, compuesta de olas pequeñas y distintas, cada cual se sube a la chepa de la suya. Pero cuando llega un tsunami, un maremoto, la corriente nos arrastra a todos hacia el mismo lado, revueltos y aturdidos, hechos un gurruño de codos y rodillas.

En situaciones así, en momentos álgidos de inundación informativa, es como si la noticia dominante te abdujera. Sucedió, por ejemplo, cuando el atentado de las Torres Gemelas, y en la guerra de Irak, y también cuando el 11-M y las elecciones. Son momentos históricos y sobre todo histéricos en los que el asunto principal alcanza el punto de ebullición de la lava y desaloja de nuestra atención todo lo demás. Como articulistas nos dedicamos a comentar la realidad, pero, con la que está cayendo, es que no se nos ocurre ni nos atrevemos a hablar de otra cosa. La crisis es la noticia en la que vivimos, como gusanos dentro de una manzana. Y así, aquí estamos todos intentando decir algo propio, algo original, algo inteligente sobre el crash económico. Una ambición inane y condenada al fracaso, porque además en esta crisis nadie parece saber decir (ni hacer) nada atinado, desde Rajoy con su demagogia irresponsable a Zapatero con su inconsistencia amedrentadora. Por eso a mí, después de mucho pensar en el asunto, sólo se me ocurre una palabra: ¡socorro!