martes, 14 de octubre de 2008

José Antonio Martínez-Abarca: "Si no es autobiografía no es columnismo"

José Antonio Martínez-Abarca: "Si no es autobiografía no es columnismo"
El Faro de Murcia. Octubre de 2008


El columnista que no hace siempre autobiografía en sus artículos no es que sea mal columnista, que por supuesto también, sino que simplemente no es columnista. No es más que alguien que ha oído en alguna parte que escribir cortito en los periódicos da dinero rápido o polémica rápida o presencia rápida para conseguir cursos o subvenciones de una caja. Toda esa escuela supuestamente norteamericana del columnismo "objetivo" es falsa de toda trola, un apaño fabricado desde aquí para acojonarnos a los profesionales y ver si en toda esa rebolica los que se pirran por estas cosas cercenan un poco más la libertad de expresión. ¿Qué cuerpo se les queda a ustedes, lectores, si decimos que, por contra, el columnismo USA es el más personal y subjetivo del mundo? Como tantas cosas que se supone desde aquí que ocurren en USA (como eso de que USA tiene el índice de pobreza superior... ¡al de Sierra Leona!: información "objetiva" y descrispada aparecida en el segundo periódico nacional por tirada, procedente de su corresponsal acreditado).
El lector de columnas de periódico también debe amar la subjetividad por encima de las noticias, la crítica negativa por encima de la positiva, la vida de los otros como enseñanza para su propia vida por encima de la pasajera, alienante y absurda actualidad. O si no, no es lector de columnas, sino un ojeador casual de cafetería, un particular que pasaba por aquí o por la cafetería sin vocación ninguna para entender de qué va toda esta historia. Por eso me causa tanta ilusión como alarma cuando me abordan las pandillas de adolescentes y postadolescentes (curiosamente, sistemática e íntegramente masculinas: supongo que lo de escribir para la masa de mujeres lo dejamos para otra reencarnación) diciéndome que no sólo me leen y ocasionalmente me admiran, sino que entienden lo que escribo y, horror sobre horror, se identifican. ¡Se identifican con un señor mayor innegablemente dimitido en grado de tentativa y acabado en grado de consumación, obscenamente victimista, abismado, apático, resentido, desmedrado que, como tantos depresivos crónicos o bien parados de larga duración, confía al entrenamiento físico tan duro como el de los "marines" la salida a su crisis masiva, oscuramente monacal y mil veces de vuelta sin haber ido jamás, un saco de frustraciones y complejos, un "loser" redomado e integral a quien tienen, por alguna extraña razón que no acabo de comprender, por un"winner", espejo de su propia perdición futura si es que pretenden emular al tipo equivocado! Me siento responsable de su futuro, qué quieren.Me dan ganas de decirles que mejor lean a sus señores catedráticos, que seguro publican en domingo y están encantados de haberse conocido, y que no se fijen en el ejemplo de alguien que pudiera figurar en el tatuaje que lleva el fotógrafo de la "movida" (que a ver si la matamos un siglo de estos, uf) Alberto García-Alix en su espalda, "no me sigas, estoy perdido".Como sigan leyendo las columnas de periódico que no deben, sus papás no les van a sacar punta y entonces serán las madres mías. Podrán reclamármelo los papás, con mucha razón.El concepto de pérdida los postadolescentes lo deben descubrir por sí propios, no a cargo de alguien que se lo cuente desde otra generación tan diferente, aunque eternamente tan igual. En realidad, nunca deberían descubrir lo que puede hacer de un hombre el desamor definitivo, si quieren no perder todo aquello que aún les hace humanos.

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